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Unos playoffs de pívots: The Rich and The Richest (ACB 2015-16)

El desenlace de la última jornada de la liga regular fue más excitante de lo previsto. Hasta el último momento, dos equipos no  supieron hasta donde llegaba su clasificación. En el aire estaba saber si los playoffs eran para ellos o no, en lo que se acercó más a lo que supone el lanzamiento de una moneda al aire para ver que sale: si cara o cruz. Finalmente, el triple de un jugador zaragozano, Joan Sastre,  desde casi tres cuartos de pista en Miribilla decidió la clasificación. Bilbao se quedaba fuera, pero no por este lanzamiento guiado por la diosa Fortuna, sino por no haber hecho los deberes a tiempo en partidos anteriores. La pérdida de un pívot de referencia, que armase el conjunto desde atrás, como fue la cesión de Shawn James en beneficio de Olympiacos a principio de temporada supuso la desaparición de muchas de las opciones de jugar muy sólido, que tenían en Bilbao, y que luego no han podido volver a tener con la incorporación de Mirza Begić, que se lesionó  en un momento clave de la temporada, y con la incorporación final de Marko Todorovic  para volver a buscar antiguas opciones residuales de la temporada pasada, que no han llegado a cuajar al cien por cien por falta de tiempo. Rescoldos de cenizas que no se avivaron, pese al empeño de unos jugadores de perímetro animados por el incombustible Mumbrú, pero muy fatigados por los esfuerzos realizados.

La clasificación se divide en dos grupos para determinar quien tendrá ventaja de cancha, pero también muestra quien es quien en la clasificación: Barcelona, Madrid, Valencia y Baskonia contra Fuenlabrada, UCAM Murcia, Unicaja y Herbalife Gran Canaria. Los cuatro primeros contra los que han ocupado las plazas del quinto al octavo. O lo que es lo mismo, los que tienen centers contra los que no los tienen.

Mas allá de comparaciones odiosas entre la calidad de los pívots que juegan en todos los conjuntos clasificados, hay que resaltar que los hace distintos. Todos tienen pívots, es verdad, pero no todos los equipos juegan con ellos de igual forma, ni estos se desenvuelven por igual en la pista.  Algo que permite distinguir de forma cristalina a unos de otros y que ha marcado la clasificación tal y como ha quedado configurada. Ante Tomic, Gustavo Ayón, Justin Hamilton y Ioannis Bourousis son pívots que crean una barrera muy grande respecto a los pívots de los otros cuatro equipos: Alen Omić, Fran Vázquez, Vítor Faverani o David Wear.

The Richs.

tomic1BAnte Tomic ha tenido que reinventarse para no quedar apartado de lo que es su esencia como jugador. Al igual que  les ha ocurrido a otros componentes de la plantilla, hay un momento en que los esquemas de Pascual no se adaptan a unos jugadores, que brillaron en otras ocasiones, en beneficio de otros integrantes del conjunto azulgrana. Justin Doellman vio como su roll en el Valencia quedaba de lado en cuanto pisó Barcelona y desarrolló un juego pésimo la temporada pasada. Junto a él, Marcelinho Huertas, que abandonó al de Gabá por la puerta de atrás, o, en este curso, Oleson y Bezenkov. Jugadores que de pronto no se ajustan a los esquemas y cuyo juego queda minimizado para ser blanco de una afición que cuestiona su falta de forma comparándola con el juego desarrollado en temporadas anteriores. Nada que ver con la realidad. Pese a todo, en el horizonte,  la perspectivas para Tomic se mostraban excelentes a comienzo de la liga, ya que la llegada de pívots ya contrastados le permitiría descansar, porque si algo necesitaba Tomic era descanso tras jugar 39 de cada 40 minutos la temporada anterior. Pero no pudo ser, el tándem Lawal-Samardo venía para darle oxigeno y para dar satisfacción a una hinchada, que pedía a gritos pívots físicos y potentes, despreciando la inteligencia. Shane Lawal se lesionó, también lo hizo Joey Dorsey, su sustituto, y Samardo se vio acomplejado ante la responsabilidad de ser el referente.

Pese a que el Barcelona ha modificado su forma de jugar con Tomic respecto a temporadas anteriores, el de Dubrovnik ha conseguido mantener unos registros de valoración muy altos. Con una media de 17.3 en 33 partidos, ha tenido que evolucionar para solventar las dificultades creadas por su entrenador, Xavi Pascual, que buscaba que el tándem Marcelinho-Tomic desde el pick and roll del poste alto fuera solo un recuerdo en el tiempo. Algo que ya ocurrió la temporada anterior y que, en esta, ha confirmado su desarrollo pleno. Sin embargo, no todo han sido rosas en el juego desplegado por este pívot. Cuestionado por su bajo rendimiento a lo largo de la temporada y con la excusa de que el nacimiento de su primer hijo había sido la causa de su bajón, la afición blaugrana vio como el pivot de referencia pasaba de estar a no estar en momentos importantes para su equipo.

Ante Tomic no ha tenido más remedio que seguir jugando en un roll distinto, en el que no obtenía los mejores réditos porque, simplemente, Satoransky tiene  muchísimas dificultades para jugar, de forma natural, el pick and roll  con el croata  desde el poste alto, y duplicar su esfuerzo para obtener resultados. A pesar de eso, el trabajo ha dado frutos y los números de Tomic no engañan. Su renovación hasta 2018 está más que justificada.

ayon1AGustavo Ayón se apropió del dicho del gran escritor Julio Cortázar cuando escribió aquello de que “andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos buscándonos” y, quizás por eso, porque, en el fondo, Madrid nunca se fue del alma de mexicano-fuenlabreño, el jugador nacido en el Estado de Nayarit llegó a la capital la temporada anterior para formar parte de un engranaje mítico que conquistó todo. Alejado de la órbita blaugrana por unas razones nunca justificadas, el mexicano armó el equipo blanco la temporada anterior como se arma un arco cuando hay que disparar una flecha: desde el maneral. Pero, en esta temporada, el arco del equipo de Chamartín ha perdido por el camino alguna de sus partes en más de una ocasión, desdibujando así una estructura que no ha podido lanzar las flechas con la calidad e intensidad de otras ocasiones. Reyes, Rudy, Nocioni, Trey Thompkins, Llull, El Chacho han sufrido lesiones, más o menos duraderas, que han modificado la planificación de Pablo Laso en el transcurso de las jornadas. Sin embargo, lejos de darse por vencido, el mexicano tomó las circunstancias para hacer suyas las oportunidades y reivindicarse en un cuadro, que solo toma la posición de pívot para determinados sacrificios. Y del que se ha  convertido a lo largo de los partidos en la ficha fundamental que domina el tablero de ajedrez sobre el que juega un Madrid del que cada derrota se mide con lupa buscando dos objetivos: a quien culpar y  ver si realmente el culpable esta a la altura de la institución.

Gustavo Ayón se ha convertido en la pieza indispensable de un equipo que esta temporada solo ha actuado desde los cuadrados blancos del tablero porque mentalmente se ha mostrado incapaz de defender los negros. Como un martillo pilón, ha jugado con la constancia necesaria para llegar hasta los 17.3 de valoración media a lo largo de la temporada en un conjunto en el que los pívots no son un elemento indispensable del engranaje, sino que tienen un roll muy definido que busca servir a los alfiles, a los caballos y al rey para ganar los partidos. Si tal vez fuera la impronta de Zan Tabak la temporada anterior la que giró el osciloscopio hacia posiciones interiores para ganar la Euroliga reivindicando el lugar de los pívots como necesario para ganar las grandes competiciones, en esta ha sido la constancia del mexicano la que ha devuelto ese pensamiento a los aficionados: No pívots, no paradise. Su hito fueron los 21 puntos, 14 rebotes, 6 asistencias y 39 de valoración en la segunda vuelta frente a Baskonia que dejaban atrás la de leyenda de Arvydas Sabonis, el cual, digamos que, “solo consiguió llegar hasta los 38”.

La reina blanca sabe jugar a esto y sabe cuáles son sus limitaciones, pero también sabe innovar y no desaparecer en los momentos importantes. La Copa del Rey es obra suya y el titulo de MVP en esta competición así lo atestigua.

hamilton2AJustin Hamilton es el Valencia de esta temporada. Pero no ha sorprendido a unos aficionados toronjas que están acostumbrados a que grandes pívots pasen por La Fonteta. El último de ellos también tenía un nombre adecuado a las circunstancias, Justin Doellman, y con el consiguieron la Eurocup. Sin embargo, a pesar de haber caido demasiado pronto en la Eurocup, esta temporada pertenece a este jugador por derecho propio. Con un juego elegante en un conjunto armado hasta los dientes, en el que el roll está minuciosamente acotado a la circulación de los jugadores, el jugador de Newport Beach llevó a los suyos hasta el record mítico de las 28 victorias seguidas. Los ojeadores habian conseguido, nuevamente, un pivot nuevo para un nuevo logro. Pero, hay algo distinto en él que le hace diferente de quien llega por primera vez a un sitio desconocido con el pensamiento de que la adaptación es necesaria, pero lleva un tiempo. Hamilton ha prescindido de ese pensamiento superfluo porque, cuando llegas con las ganas (las autenticas), la adaptación rota en tu cabeza para modificar los parámetros. Y es que Justin ha llegado con la fuerza de quien viene de jugar en la NBA a un lugar que sabe que no es el suyo, pero que se adapta a su pie como la mejor bota hecha a mano.

La universidad de Iowa State fue primero, para cambiar a la de Louisiana State dos temporadas después. El Cibona de Zagreb también fue primero para cambiar por el VEF Riga de Lituania tres meses despues, y cambiar otra vez en la temporada siguiente para irse a los Sioux Falls Skyforce de la D-League y acabar jugando un partido con Charlotte Bobcats y 7 con los Miami Heat en la temporada 2013-14. Todo esto le llevó a jugar en la temporada 2014-15 con Miami Heat, a los que abandonó en marzo para jugar con  Minnesota Timberwolves el resto del curso, y salir volando de allí para aterrizar, finalmente, en Valencia, donde jugar, por fin, una temporada completa. Hamilton sabe que su límite está en su esfuerzo y que este se encuentra a mitad de camino entre dos continentes y tres ligas. Por eso no tiene tiempo de adaptación y por eso  solo hay dos caminos en su futuro: los dólares chinos o una gran liga. Pero lo importante no es eso, lo importante es que él lo sabe y que, por tanto, la adaptación no corre a cargo de su juego, sino del que le ofrezcan los entrenadores. Sus 15.2 puntos de valoración no arman a cualquier equipo sin posibilidades porque él no ha venido a jugar de Andy Panko, él ha venido a jugar para demostrar que no está en el lugar adecuado.

bou1AIoannis Bourousis era la gran incógnita. De titular indispensable en el Real Madrid, durante buena parte de la temporada pasada, a suplente fijo. Sin mediar palabra, sin mediar explicación y sin dibujarse una media sonrisa de desconfianza en la cara de su entrenador hasta instalarse una pregunta en todos los aficionados blancos: ¿qué ocurre con Bou, está lesionado? Nada de eso. Tras abandonar a los de Laso por la puerta de atrás, hizo suya la castiza frase que dice: de Madrid al cielo, Pichi; para cambiar el polucionado cielo madrileño por el cielo limpio de las campas alavesas y jugar en un paraíso de 15.504 espectadores de la mano un grupo escogido a fuerza de scouting y buena planificación baskonista. Si en los buenos tiempos de Manel Comas se decía que aquel mítico Barça en cuanto olía la sangre, despedazaba al rival, hoy podemos decir que los lobos alaveses despedazan al rival para oler su sangre.

En una estructura altamente jerarquizada, Bourousis ha jugado como el líder por antonomasia de una manada forjada en lo más duro de la competición. Con jugadores que siempre han reivindicado su espacio propio para jugar al más alto nivel, Perasovic les ha brindado esa oportunidad eligiendo minuciosamente su espacio y definiendo su roll perfectamente. Bou hace de todo y para todos, incluido él mismo. Sin embargo, sus funciones todavía van más allá, llegando al paroxismo cuando abraza por la cabeza al compañero que flaquea o enseña su lengua desafiante al equipo contrario, al que pone a prueba para comprobar si los 213 centímetros desde donde les mira son suficientes. Sus 18.9 de valoración media le han entregado el MPV de la Liga por derecho propio y es referencia para los demás pívots. Utilizando un concepto muy explicito, Bourousis es la némesis perfecta, es decir, el opuesto, el contrario, el rival, aquel que va a permitir sacar lo mejor de uno mismo para vencer o salir derrotado. Porque, ante el de Karditsa, los términos medios no tienen sentido, ni justificación. Si el resto de la manada juega a su altura en los momentos decisivos de los partidos, el cielo alaves le cubrirá de gloria.

Orofino33

En twitter @orofinosincausa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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